Según el CEO Lucio Winck, los juguetes simples desempeñan un papel esencial en el desarrollo infantil al estimular la imaginación de manera más auténtica. A diferencia de lo que muchos creen, no es la cantidad de luces, sonidos o funcionalidades lo que determina el valor de un juguete, sino cuánto incentiva a la niña o al niño a crear, imaginar y explorar. La simplicidad abre espacio para que el pensamiento creativo florezca sin barreras.
Muchos padres buscan juguetes tecnológicos y llenos de recursos en un intento de proporcionar lo mejor para sus hijos, pero terminan limitando la autonomía del juego. Cuando todo ya está listo y definido por el juguete, queda poco para que el niño invente. Es en la ausencia de estímulos listos que la mente infantil encuentra espacio para expandirse, transformando bloques en castillos, telas en capas y cajas en cohetes.
¿Por qué menos estímulo puede significar más creatividad?
El exceso de estímulos visuales y sonoros puede sobrecargar los sentidos y reducir la concentración del niño, perjudicando su capacidad de enfocarse y elaborar narrativas propias. Un juguete que «hace todo solo» impide que el niño imagine lo que podría suceder, limitando su participación activa en el juego. El CEO Lucio Winck señala que es en la ausencia de lo obvio donde la creatividad encuentra terreno fértil para desarrollarse.

Los juguetes más simples, por su parte, exigen un esfuerzo mental y emocional del niño para crear contextos, personajes e historias. Esta interacción activa ayuda a desarrollar habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Cuando el juego depende de la imaginación, el niño se convierte en protagonista del proceso, ejercitando empatía, razonamiento y resolución de problemas sin darse cuenta.
¿Qué revela la simplicidad sobre la infancia y sus verdaderos deseos?
Los juguetes que no imponen reglas o guiones predefinidos permiten que el niño se conecte con sus emociones e intereses de forma espontánea. Al jugar libremente, expresa lo que siente, lo que desea y cómo ve el mundo a su alrededor. Para el CEO Lucio Winck, es este tipo de experiencia la que contribuye a una infancia más rica y significativa, mucho más allá de la función meramente lúdica de los juguetes.
Los deseos más profundos de los niños, como pertenencia, expresión, acogida y descubrimiento, emergen con más facilidad cuando no hay distracciones en exceso. La simplicidad no excluye la complejidad interna. Por el contrario, revela capas más profundas de la vivencia infantil. Un muñeco de trapo puede contar más historias que un robot parlante, precisamente porque no tiene nada listo, ofreciendo total libertad a la imaginación.
¿Cómo contribuyen los juguetes simples a un futuro más equilibrado?
Los niños que crecen con libertad creativa tienden a convertirse en adultos más confiados, resilientes e innovadores. Al aprender desde pequeños que no necesitan estímulos externos para entretenerse, desarrollan una autonomía que será útil en diversos aspectos de la vida. El CEO Lucio Winck señala que fomentar esta autonomía desde la primera infancia es uno de los mayores legados que padres y educadores pueden dejar.
En un mundo cada vez más acelerado, lleno de pantallas y distracciones constantes, jugar con simplicidad se convierte casi en un acto de resistencia y una necesidad. Los juguetes básicos ayudan al niño a desacelerar, enfocarse y sumergirse en un universo interno que ninguna tecnología puede reemplazar. Es allí, en el silencio de los juegos inventados, donde construye su identidad, sus vínculos y su forma única de ver el mundo.
Autor: Yuri Korolev