El diseño de silos ha cobrado protagonismo como una variable fundamental para garantizar la seguridad alimentaria en una cadena productiva cada vez más presionada por desafíos logísticos, climáticos y estructurales. Según el empresario Aldo Vendramin, la eficiencia en el almacenamiento de granos no depende solo de la capacidad instalada o de la tecnología de los equipos, sino también de un proyecto inteligente que contemple factores como ventilación, acceso, mantenimiento y resistencia a las inclemencias del tiempo. Un silo mal planificado puede comprometer toda una cosecha, generando pérdidas significativas de alimentos y perjuicios financieros graves para el productor y la economía nacional.
En un país de dimensiones continentales como Brasil, donde la producción agrícola crece a un ritmo acelerado, la etapa del almacenamiento desempeña un papel estratégico para equilibrar la oferta de alimentos, estabilizar los precios y preservar la calidad nutricional de los productos. Muchas veces descuidado en las políticas públicas o inversiones privadas, el diseño de los silos debe replantearse a la luz de las nuevas demandas por eficiencia, sostenibilidad y seguridad. Al fin y al cabo, cuando el grano sale del campo, aún tiene un largo camino hasta llegar al consumidor, y ese trayecto comienza, invariablemente, dentro de un silo.

Diseño de silos y su influencia en la calidad de los granos
El diseño de los silos influye directamente en la conservación de los granos. Estructuras mal ventiladas, con escasa protección contra la humedad o de difícil acceso para la limpieza, crean el ambiente ideal para la aparición de hongos, plagas y deterioro acelerado. De acuerdo con Aldo Vendramin, el modelo constructivo del silo, su geometría y los materiales utilizados deben elegirse según la realidad climática de la región, el tipo de cultivo almacenado y la frecuencia de salida de la producción.
Los silos metálicos verticales, por ejemplo, son eficientes en regiones secas y con un gran volumen de cosecha concentrada. En cambio, los modelos horizontales o modulares son más adecuados para propiedades pequeñas y medianas que necesitan flexibilidad y accesibilidad. El uso de sensores para controlar la temperatura y la humedad, junto con sistemas de aireación adecuados, complementa un buen diseño y reduce significativamente las pérdidas por deterioro. Invertir en soluciones que preserven la calidad desde el inicio del almacenamiento es invertir directamente en la seguridad alimentaria de la población.
La importancia del mantenimiento y la adaptabilidad
El proyecto ideal de un silo no termina con su construcción. La facilidad de mantenimiento y la posibilidad de futuras adaptaciones deben considerarse desde la etapa de planificación. Esto incluye espacios accesibles para limpieza, puntos de inspección y estructuras modulares que puedan expandirse según crezcan las demandas de la propiedad. Como destaca Aldo Vendramin, muchos productores sufren pérdidas justamente porque no logran realizar inspecciones regulares o intervenciones rápidas en sus silos, ya sea por limitaciones estructurales o por la complejidad de los sistemas instalados.
Otro punto importante es el impacto del diseño en la eficiencia operativa. Un silo con un sistema de descarga mal dimensionado puede causar cuellos de botella en el transporte interno de la finca, retrasando la salida del grano y comprometiendo los plazos. Por eso, el diseño debe estar alineado con toda la logística de la propiedad, incluyendo rutas de acceso, conexión con carreteras y sincronización con los calendarios de cosecha.
Seguridad alimentaria como objetivo final
La relación entre el diseño de silos y la seguridad alimentaria también pasa por la reducción del desperdicio y el aumento de la vida útil de los alimentos. Los granos almacenados adecuadamente mantienen su calidad nutricional por más tiempo, llegan en mejores condiciones a los centros de consumo y reducen la necesidad de descarte. A largo plazo, esto representa una ganancia colectiva: menor presión sobre la producción, mayor estabilidad en el abastecimiento y mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
La experiencia del señor Aldo Vendramin refuerza que pensar en el diseño como una etapa estratégica del proceso productivo es dejar atrás la improvisación y avanzar hacia la excelencia. En tiempos de preocupación global por la seguridad alimentaria, adaptar la infraestructura rural a las exigencias técnicas y ambientales es una decisión que fortalece toda la cadena agroalimentaria.
Autor: Yuri Korolev