La inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como una de las principales fuerzas impulsoras de la productividad global en las últimas décadas. Según Francisco Gonçalves Peres, la automatización de procesos repetitivos, el uso de algoritmos predictivos para la toma de decisiones y el análisis masivo de datos en tiempo real permiten que las empresas operen con mayor eficiencia y agilidad.
Sectores como la manufactura, la logística y los servicios financieros son ejemplos claros de cómo la IA reduce costos, elimina cuellos de botella y aumenta la producción utilizando menos recursos. Al automatizar tareas operativas, la IA libera al capital humano para que se enfoque en funciones más estratégicas y creativas. Esta redistribución de esfuerzos está transformando profundamente los modelos de negocio. ¡Entérate más!
¿La IA beneficia a todos los sectores de la economía por igual?
A pesar de sus avances generalizados, la IA no impacta a todos los sectores de la economía de la misma manera, explica Francisco Gonçalves Peres. Mientras que actividades intensivas en datos y procesos repetitivos —como la atención al cliente, el análisis de crédito y el mantenimiento predictivo— se ven altamente beneficiadas, sectores con una fuerte dependencia de la empatía humana, la creatividad artística o el contexto cultural aún enfrentan limitaciones para su automatización.
Sin embargo, incluso en estos casos, herramientas de IA generativa y asistentes virtuales están comenzando a complementar el trabajo humano, brindando apoyo en áreas como la creación, la enseñanza y la salud mental. Así, el impacto de la IA en la productividad varía según el sector, el grado de digitalización existente y la capacidad de las organizaciones para adoptar nuevas tecnologías. Las empresas más ágiles y adaptables tienden a obtener mayores beneficios, lo que amplía la desigualdad entre sectores y entre empresas de distintos tamaños y regiones.
¿La automatización mediante IA representa una amenaza para los empleos?
El avance de la IA ha generado una creciente tensión en relación con el futuro del trabajo, señala Francisco Gonçalves Peres. Aunque muchas tareas están siendo automatizadas, es importante diferenciar entre la eliminación de funciones específicas y la desaparición de empleos. En muchos casos, la automatización reemplaza tareas repetitivas y de bajo valor agregado, pero crea nuevas funciones que requieren habilidades técnicas, creativas o analíticas.

El problema radica en la transición: los trabajadores cuyas tareas se vuelven obsoletas no siempre tienen acceso a la reconversión profesional ni a las nuevas oportunidades creadas. Esto puede resultar en desempleo estructural, especialmente en países con sistemas educativos o políticas públicas frágiles. Por lo tanto, el desafío no es solo tecnológico, sino también político y social, y requiere esfuerzos coordinados entre gobiernos, empresas e instituciones educativas para asegurar una adaptación equitativa de la fuerza laboral.
¿La IA está generando nuevos tipos de empleo?
Sí, la inteligencia artificial también está abriendo paso a nuevas categorías de empleo que ni siquiera existían hace una década. Profesiones como ingeniero de prompts, científico de datos, especialista en ética de la IA y entrenador de algoritmos son solo algunos ejemplos de funciones emergentes. Además, sectores como la educación, el marketing y el entretenimiento están incorporando la IA de forma colaborativa en sus actividades, lo que aumenta la productividad sin necesariamente reducir la demanda de mano de obra.
Sin embargo, según Francisco Gonçalves Peres, la sostenibilidad del crecimiento de la productividad impulsado por la IA dependerá de cómo se implemente la tecnología. Si el enfoque sigue centrado exclusivamente en la eficiencia y la reducción de costos, las ganancias iniciales podrían agotarse rápidamente frente a crisis sociales, ambientales o de confianza.
En cambio, si la IA se utiliza para complementar la creatividad humana, fomentar la innovación responsable y enfrentar desafíos globales —como el cambio climático y el envejecimiento poblacional— entonces podrá sostener un nuevo ciclo de crecimiento productivo, más resiliente e inclusivo. Por último, Francisco Gonçalves Peres destaca que la clave está en alinear los objetivos económicos con valores sociales y ambientales.
Autor: Yuri Korolev