La inteligencia emocional en el Derecho se ha consolidado como un diferencial determinante en la resolución de conflictos. Según Bruno Garcia Redondo, procurador de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj), comprender y gestionar emociones, tanto propias como ajenas, es una habilidad indispensable para los profesionales jurídicos ante situaciones complejas y delicadas.
¿Qué es la inteligencia emocional y por qué es importante en el Derecho?
La inteligencia emocional implica la capacidad de reconocer, comprender y controlar las emociones. En el entorno jurídico, donde las tensiones, disputas y presiones son constantes, esta competencia asume un papel central. Abogados, jueces y procuradores se enfrentan frecuentemente a litigios que no se limitan a la interpretación de la ley, sino que también involucran sentimientos como ira, frustración, miedo y ansiedad.

De acuerdo con Bruno Garcia Redondo, el dominio de la inteligencia emocional permite una actuación más equilibrada, racional y eficiente. El profesional que desarrolla esta habilidad puede manejar mejor sus propios impulsos y también las reacciones emocionales de las partes involucradas en un proceso.
¿Cómo contribuye la inteligencia emocional a la mediación de conflictos?
La mediación es una alternativa cada vez más valorada en el escenario jurídico brasileño. A diferencia del litigio tradicional, que a menudo resulta en decisiones unilaterales, la mediación busca el consenso entre las partes, promoviendo una solución más satisfactoria y duradera. En este contexto, la inteligencia emocional es una herramienta esencial. Saber escuchar activamente, interpretar señales no verbales y mantener una postura empática son actitudes que favorecen el diálogo y reducen tensiones.
Según Bruno Garcia Redondo, la escucha empática y el equilibrio emocional ayudan a evitar confrontaciones innecesarias y a encontrar puntos de acuerdo con mayor agilidad.
Diversas habilidades emocionales se destacan en la práctica jurídica. Entre las principales, están:
- Autocontrol: evita decisiones impulsivas y respuestas agresivas.
- Empatía: permite comprender los sentimientos y necesidades de las partes.
- Asertividad: facilita la comunicación clara y respetuosa.
- Resiliencia: ayuda a lidiar con presiones, derrotas y críticas constantes.
Estas competencias, cuando se desarrollan adecuadamente, elevan la calidad del servicio jurídico y fortalecen la reputación profesional.
¿Cómo aplicar la inteligencia emocional en las diferentes áreas del Derecho?
La aplicación de la inteligencia emocional no se restringe a un área específica. En el Derecho Penal, por ejemplo, es esencial para tratar con víctimas, acusados y familiares en situaciones delicadas. En el Derecho de Familia, ayuda a llevar a cabo separaciones y disputas por la custodia de manera menos traumática.
En el Derecho Administrativo, donde actúa Bruno Garcia Redondo, la habilidad de negociar con diferentes esferas del poder público y mediar intereses institucionales exige sensibilidad emocional y capacidad de adaptación. Comprender el impacto de las decisiones y acoger a los involucrados con empatía son actitudes que elevan el nivel del servicio público y la confianza de la población.
¿La formación jurídica contempla el desarrollo de la inteligencia emocional?
Aunque el currículo tradicional de las facultades de Derecho prioriza el contenido técnico y legal, hay un movimiento creciente de valorización de las habilidades socioemocionales en la formación de los nuevos juristas. Instituciones y profesores han incluido asignaturas y prácticas que fomentan la escucha activa, la comunicación no violenta y la gestión de conflictos.
Para Bruno Garcia Redondo, preparar al futuro profesional para los desafíos emocionales de la carrera jurídica es tan importante como dominar la legislación. El perfeccionamiento de estas competencias debe continuar a lo largo de la carrera, a través de entrenamientos, coaching jurídico y desarrollo personal.
Por último, en un escenario jurídico cada vez más dinámico y complejo, la inteligencia emocional ha dejado de ser una cualidad opcional para convertirse en una necesidad. Los profesionales que desean destacarse deben ir más allá de la letra fría de la ley e invertir en el desarrollo personal y relacional.
Autor: Yuri Korolev